22.2.06

Promesas rotas

Fue ayer a la noche -
que el perro estaba hablando de ti;
la becacina estaba hablando de ti en su pantano profundo -
Eres tú el pájaro solitario
a lo largo del bosque; y probablemente estés sin un compañero -
hasta que me encuentres.

Tú me prometiste,
y me mentiste-
que estarías delante de mí
donde se reúnen las ovejas;
di un silbido y trescientos gritos,
y no encontré allí nada
más que un cordero balando.

Me prometiste
algo que era difícil para ti -
un barco de oro debajo de un mástil de plata;
doce ciudades
y un mercado en cada una de ellas;
y una fina corte blanca a la orilla del mar.

Me prometiste
algo que no es posible -
que me darías guantes de piel de pescado;
que me darías zapatos de piel de aves;
y un vestido de la más costosa seda de Irlanda.

Mi madre me dijo que no hable contigo ni hoy,
ni mañana,
ni el domingo;
fue un mal momento el que eligió para decirme aquello -
fue como cerrar la puerta
después de que la casa fuera robada.

Te has llevado el este de mí;
te has llevado el oeste de mí;
te has llevado lo que está delante de mí y lo que está detrás de mí;
te has llevado la luna, te has
llevado el sol de mí;
y mi miedo es grande.
Tú – ¡te has llevado a Dios de mí!

Anónimo. Balada irlandesa del siglo VIII. Traducida al inglés por Lady Augusta Gregory. Destrozada al castellano por Un Servidor.

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