29.4.06

tori amos

titilar



Seguro que esa estrella puede titilar
y vos la estás mirando.
Un tipo tan duro un tipo tan duro,
pero yo conozco a una chica
dos veces más dura
y estoy segura
y estoy muy segura
que ella también la está mirando.
No importa qué corbata tenga atada
en su cómoda
yo sé que está mirando esa estrella.

Y va a titilar.
Y va a titilar.
Y va a titilar.

Y la última vez me enteré
que trabajaba en una Abadía en Iona.
Ella dijo: “T, maté a un hombre.
Tengo que esconderme en esta Abadía.”
Pero puedo mirar esa estrella
cuando titila
y ella titila.
Y seguro puedo,
eso quiere decir
que seguro puedo.

Y eso significa
que seguro puedo.

Tan duro
Tan duro.

18.4.06

nabokov

lolita (fragmento)

Noche. Nunca he experimentado tal agonía. Me gustaría describir su cara, sus manos... y no puedo, porque mi propio deseo me ciega cuando está cerca. No me habitúo a estar con nínfulas, maldito sea. Si cierro los ojos, no veo sino una fracción de Lo inmovilizada, una imagen cinematográfica, un encanto súbito, recóndito, como cuando se sienta levantando una rodilla bajo la falda de tarlatán para anudarse el lazo de un zapato, «Dolores Haze ne montrez paz voz zhambres (ésta es la madre, que cree saber francés). Poeta à mes heures, compuse un madrigal al negro humo de sus pestañas, al pálido gris de sus ojos vacíos, a las cinco pecas asimétricas de su nariz respingada, al vello rubio de sus piernas tostadas; pero lo rompí y ahora no puedo recordarlo. Sólo puedo describir los rasgos de Lo en los términos más triviales (diario resumido): puedo decir que tiene el pelo castaño, los labios rojos como un caramelo rojo lamido, el superior
ligeramente hinchado. (¡Oh, si fuera yo una escritora que pudiera hacerla posar bajo una luz desnuda! Pero soy el flaco Humbert Humbert, huesudo y de pelo en pecho, con espesas cejas negras, acento curioso y un oscuro pozo de monstruos que se pudren tras una sonrisa de muchacho). Tampoco es ella la niña frágil de una novela femenina. Lo que me enloquece es la naturaleza ambigua de esta nínfula –de cada nínfula, quizá–; esa mezcla que percibo en mi Lolita de tierna y soñadora puerilidad, con la especie de vulgaridad descarada que emana de las chatas caras bonitas en anuncios y revistas, el confuso rosado de las criadas adolescentes del viejo mundo (con su olor a sudor y margaritas estrujadas). Y todo ello mezclado, nuevamente, con la inmaculada, exquisita ternura que rezuma del almizcle y el barro, de la mugre y la muerte, oh Dios, oh Dios.

15.4.06

otro de gómez jattin

conjuro

Los habitantes de mi aldea
dicen que soy un hombre
despreciable y peligroso
Y no andan muy equivocados

Despreciable y Peligroso
Eso ha hecho de mí la poesía y el amor

Señores habitantes
Tranquilos
que sólo a mí
suelo hacer daño

13.4.06

otro de kafka

la partida

Ordené que trajeran mi caballo del establo. El criado no me entendió, así que fui yo mismo. Ensillé el caballo y lo monté. A la distancia oí el sonido de una trompeta y pregunté al mozo su significado. Él no sabía nada; no había oído sonido alguno. En el portón me detuvo y preguntó:
–¿Hacia dónde cabalga, señor?
–No lo sé –respondí–, sólo quiero partir, sólo partir, nada más que partir de aquí. Sólo así lograré llegar a mi meta.
–¿Entonces conoce usted la meta? –preguntó él.
–Sí –contesté–. Ya te lo he dicho. Partir, ésa es mi meta.
–¿No lleva provisiones?–preguntó.
–No me son necesarias –respondí–, el viaje es tan largo que moriré de hambre si no consigo alimentos por el camino. No hay provisión que pueda salvarme. Por suerte es un viaje realmente interminable.

10.4.06

otro de pizarnik

para Janis Joplin

a cantar dulce y a morirse luego
no:
a ladrar.
así como duerme la gitana de Rousseau
así cantás, más las lecciones de terror.
hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
me pregunto si eso no aumentó el error.
hiciste bien en morir.
por eso te hablo,
por eso me confío a una niña mostruo