27.2.06

borges

j.m.

En cierta calle hay cierta firme puerta
con su timbre y su número preciso
y un sabor a perdido paraíso,
que en los atardeceres no está abierta
a mi paso. Cumplida la jornada,
una esperada voz me esperaría
en la disgregación de cada día
y en la paz de la noche enamorada.
Esas cosas no son. Otra es mi suerte:
Las vagas horas, la memoria impura,
el abuso de la literatura
y en el confín la no gustada muerte.
Sólo esa piedra quiero. Sólo pido
las dos abstractas fechas y el olvido.

26.2.06

catulo

VIII

Desgraciado Catulo, deja de hacer incoveniencias y lo que ves que ha muerto, dalo por perdido.
Brillaron para ti en otro tiempo días luminosos, cuando a menudo acudías a donde te llevaba una jovencita amada por nosotros cuanto jamás ninguna otra será amada. Allí tenían lugar entonces aquellos innumerables goces que tú deseabas y ella no rechazaba. Cierto es que brillaron para ti días luminosos. Mas ahora ella ya no quiere; también tú, aunque te cueste trabajo, deja de querer. No corras tras la que te huye ni vivas desgraciado; antes bien: adopta una inflexible resolución. Mantente firme y duro. Adiós, mujer; desde este momento Catulo se ha endurecido; no volverá a buscarte ni te suplicará para que le rechaces. Pero tú llorarás cuando no te ruegue más. ¡Desgraciada! ¡Ay de ti! ¡Qué vida es la que te espera! ¿Quién se te aproximará ahora? ¿A qué hombre parecerás hermosa? ¿A quién amarás ahora? ¿De quién se dirá que eres? Pero tú, Catulo, tal como te lo has propuesto, mantente firme.

24.2.06

gonzález tuñón

lluvia

Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados. Otras veces cae con furia, y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres.
De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la lectura tranquila corre a su lado por los canales del sueño.
Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban:
No habían despertado todavía al amor.
No sabían nada de nosotros.
De nuestro secreto.
Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos voluptuosos, la ternura de nuestra fatiga.
Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado, los ademanes y las palabras de ellos, todo, todo ha desaparecido y estamos solos bajo la lluvia, solos en nuestro compartido, en nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra posible resurrección.
Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
Te quiero con toda la furia de la lluvia.
Te quiero con todos los violines de la lluvia.
Aún tenemos fuerzas para subir la callejuela empinada. Recién estamos descubriendo los puentes y las casas, las ventanas y las luces, los barcos y los horizontes.
Tú estás arriba, suntuosa y bíblica, pero tan humana, increíble, pero, tan real, numerosa, pero tan mía.
Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
Oh, visitante.
Ya es seguro que ningún desvío nos separará.
Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida, hacia el destino único.
Ambos nos ayudaremos para subir la callejuela empinada.
Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea del otoño.
Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan poderosa, que no nos daremos cuenta cuando todo haya muerto, cuando tú y yo seamos sombras, y todavía estemos pegados, juntos, subiendo siempre la callejuela sin fin de una pasión irremediable.
Oh, visitante.
Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.
Estoy tocado de tu destino.
Al extremo de que nada te pertenece sino yo.
Al extremo de que nada me pertenece sino tú.
Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero distinta, ya al caer sobre los jardines, ya al deslizarse por los muros, ya al reflejar sobre el asfalto las súbitas, las fugitivas luces rojas de los automóviles, ya al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra esperanza, los humildes barrios de los trabajadores.
La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor sea bello y triste y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría. Oh, íntima, recóndita alegría.
Estoy tocado de tu destino.
Oh, lluvia. Oh, generosa.

23.2.06

vilariño

escribo pienso leo

Escribo
pienso
leo
traduzco veinte páginas
escucho las noticias
escribo
escribo
leo.
Dónde estás
dónde estás.

22.2.06

Promesas rotas

Fue ayer a la noche -
que el perro estaba hablando de ti;
la becacina estaba hablando de ti en su pantano profundo -
Eres tú el pájaro solitario
a lo largo del bosque; y probablemente estés sin un compañero -
hasta que me encuentres.

Tú me prometiste,
y me mentiste-
que estarías delante de mí
donde se reúnen las ovejas;
di un silbido y trescientos gritos,
y no encontré allí nada
más que un cordero balando.

Me prometiste
algo que era difícil para ti -
un barco de oro debajo de un mástil de plata;
doce ciudades
y un mercado en cada una de ellas;
y una fina corte blanca a la orilla del mar.

Me prometiste
algo que no es posible -
que me darías guantes de piel de pescado;
que me darías zapatos de piel de aves;
y un vestido de la más costosa seda de Irlanda.

Mi madre me dijo que no hable contigo ni hoy,
ni mañana,
ni el domingo;
fue un mal momento el que eligió para decirme aquello -
fue como cerrar la puerta
después de que la casa fuera robada.

Te has llevado el este de mí;
te has llevado el oeste de mí;
te has llevado lo que está delante de mí y lo que está detrás de mí;
te has llevado la luna, te has
llevado el sol de mí;
y mi miedo es grande.
Tú – ¡te has llevado a Dios de mí!

Anónimo. Balada irlandesa del siglo VIII. Traducida al inglés por Lady Augusta Gregory. Destrozada al castellano por Un Servidor.

16.2.06

norah lange

Cuadernos de infancia (extracto)

A veces Susana y yo nos preguntábamos:
- ¿Qué será lo más triste? ¿Algo que no tenga nada que ver con la familia, ni con alguien que se vaya o que se muera? ¿Que sea lo más triste para todos, sin tener ninguna relación con personas?
Susana se quedaba pensativa y luego hacía desfilar un ejército de animales muertos, inundaciones, un rayo adherido a un árbol. Pensábamos en muchas cosas. Las mías eran más simples. Yo me imaginaba los pichones en el suelo, las vacas muertas y olvidadas en el camino, un águila llevándose un cordero, una serpiente enroscada a un caballo, apretando el abrazo hasta asfixiarlo.
Siempre relacionaba la tristeza con los caballos. Me parecían tan decentes, tan resignados, tan silenciosos. Cuando quería imaginar un dolor grande en algún animal, no pensaba en los perros in en los gatos, en las vacas ni en los conejos. Siempre veía un caballo.
Una noche en que habíamos hablado mucho, me fui a acostar pensando en el tordillo de mi padre que se agachaba hasta el suelo para que él montara sin ningún esfuerzo. Alguien había comentado un libro cuya protagonista se hunde en un pantano, sin que nadie consiga salvarla, y donde lo último que se ve es la mano agitándose, como una hoja, sobre el barro. Pensé en seguida en un caballo, en un caballo blanco que fueses sumergiéndose, poco a poco, en esa región movible y pegajosa, hasta que sólo quedara afuera la cabeza, la boca desesperada, la nariz y los ojos desmesurados y tristes porque se van llenando de tierra insistente, elástica y mojada.
Cuando Susana volvió a preguntarme “¿qué será lo más triste?”, le dije mirándola como si le comunicara una noticia muy penosa:
-Un caballo blanco, hundiéndose en un pantano.

14.2.06

the smiths

ya sé que se terminó



Oh, madre, puedo sentir la tierra cayendo sobre mi cabeza
y mientras me trepo a una cama vacía…
Oh bueno. Suficiente.
Ya sé que se terminó –todavía me aferro-.
No sé a dónde más puedo ir.
Se terminó…

Oh, madre, puedo sentir la tierra cayendo sobre mi cabeza.
Mirá, el mar quiere llevarme,
el cuchillo quiere cortarme,
¿creés que podés ayudarme?
Novia de velo triste, por favor, sé feliz.
Novio apuesto, albergala.
Amante chillón, grosero, tratala amablemente
(aunque ella te necesite más de lo que te ama).

Y sé que se terminó –todavía me aferro-.
No sé adonde más puedo ir.
Se terminó, se terminó, se terminó,
y en realidad nunca empezó,
pero en mi corazón era tan real.

Y ni siquiera me habías hablado, y dijiste:
“Si sos tan divertido,
entonces ¿por qué estás solo esta noche?
Y si sos tan inteligente
entonces ¿por qué estás solo esta noche?
Y si sos tan entretenido,
entonces ¿por qué estás solo esta noche?
Si sos tan lindo
entonces ¿por qué dormís solo esta noche?
Yo lo sé…
Porque esta noche es como cualquier otra noche.
Por eso estás solo esta noche
con tus triunfos y tus encantos
mientras ellos están juntos.”

Es tan fácil reírse,
es tan fácil odiar,
lleva trabajo ser gentil y amable.
Se terminó, se terminó, se terminó.
Es tan fácil reírse,
es tan fácil odiar,
hay que tener agallas para ser gentil y amable.
El amor es natural y real
pero no para vos, mi amor.
No esta noche, mi amor.
El amor es natural y real,
Pero no para gente como vos y yo, mi amor.

11.2.06

belle & sebastian

un siglo de elvis

Estábamos sentados en el living sobre el sofá, de espaldas, mirando por la ventana. Todo estaba tranquilo, y entonces en el estacionamiento de enfrente vimos a Elvis –mirá, ahí al lado de la camioneta del cartero- y estaba caminando alrededor de la camioneta del cartero, mirando por la puerta abierta. Miraba como si estuviese pensando en entrar, pero entonces el cartero volvió, y él se fue, caminó delante de la ventana hasta las escaleras, y entonces al pie de las escaleras justo al lado de la oficina del guardián, empezó a lamer la vereda.
Cada noche desde que nos mudamos a la casa nueva tenemos este ruido afuera de la puerta a eso de las siete y media o a las ocho en punto todas las noches. Y si vamos y miramos afuera de la puerta, Elvis va a estar ahí parado esperando que lo dejen entrar. Y entonces da vueltas por el living, por ahí se sienta en una de esas sillas o hasta se tira en el piso. No dice mucho, solamente se queda ahí una hora o dos, mirando la tele. Le hablamos un poco, y entonces a eso de las diez, él se va a ir otra vez, y no va a volver hasta la noche siguiente. Hay un montón de callejones y esas cosas por acá, alrededor de la casa –aunque está justo en el medio de la ciudad se parece mucho al campo, está terriblemente escondida- seguros supongo, hechos para la vida nocturna. Hay un montón de ardillas y pájaros, y Stuart dice que vio unos nueve zorros por ahí cuando saltó el alambrado camino a Prior´s Road.
A veces podés salir a caminar, y cuando ya estuviste afuera un ratito, ni siquiera sabés dónde estás, entonces sería demasiado difícil para cualquier otro encontrarte. Supongo que es por eso que pasa tanto tiempo ahí, por eso se vino a vivir acá, o por ahí son sólo las ardillas. Leí en algún lugar que le gustan un montón las ardillas. Están estos dos videos que nos regalaron para el casamiento – los archivos E, archivos E uno y archivos E dos – acerca de cómo se supone que Elvis todavía está vivo. Y una vez cuando él vino por acá estábamos viendo uno de ésos, pero no dijo nada, sólo se sentó en el sillón. Estaba jugando un poco con su collar, y nosotros lo vimos todo y entonces cuando terminó, solamente se levantó y se fue caminando entre la niebla sin decir nada.
Las primeras veces que vino por acá no le hablaba mucho, no estaba realmente seguro de qué decirle. Y Karen le hablaba un montón –ella parecía saber qué hacer más que yo-. Tenía unos modales bastante extraños, igualmente. Hurgaba en tus cosas y las revisaba, entonces por ahí agarraba algo y jugaba con eso un ratito, pero nunca hacía ningún comentario de nada de eso. Me parecía demasiado rudo. Solamente observaba todo lo que hacía Karen, y escuchaba cómo le hablaba y entonces, después de un tiempo empecé a copiar eso, y a decirle unas cositas, realmente no me molestaba si me respondía o si decía algo o no. Creo que la primera vez que le hablé estábamos sentados en el entrepiso y le dije que le contaría de mí y de Karen, y cómo fue que habíamos ido a vivir ahí. Pensé que probablemente le gustaba el hecho de que estábamos viviendo ahí porque venía mucho, entonces pensé que quizás querría saber cómo fue que pasó. Lo hicimos todo contra la corriente, le dije. Primero tuvimos que conocernos, y entonces un tiempo después que nos conocimos, y cuando nos habíamos conocido durante unos siete años decidimos celebrar un aniversario, y eso estuvo muy bueno, entonces después del aniversario tuvimos una luna de miel, y eso estuvo muy bueno, también, entonces después decidimos que nos casaríamos. Por eso estamos viviendo acá ahora. Solía pensar que mi papá era Elvis, pero todavía no se lo dije. Tampoco se lo dije a mi papá…

9.2.06

porchia

A veces estoy como en un infierno y no me lamento.
No encuentro de qué lamentarme.

Quien no llena su mundo de fantasmas, se queda solo.

Cuando no me hago daño, temo hacer daño.

Cuando me hiciste otro, te dejé conmigo.

El árbol está solo, la nube está sola. Todo está solo
cuando yo estoy solo.

Cuando me parece que todo está sin mí, ¡qué
extraordinario me parece todo!

Cuando yo muera, no me veré morir, por primera vez.

5.2.06

dellepiane rawson

Qué pasa aquí

Dios no ha muerto
está de viaje
en vacaciones
Mejor será olvidarlo por un rato

Dejar atrás también tantos espejos
Mirar un poco la ciudad
la gente
Saber qué pasa aquí
qué dice el diario

Me camino incansable de arriba para abajo
Mis guerras son más inofensivas
Todavía hay sol y algunas plazas
Algunas veces me muero
otras me matan

Trabajo vendo libros
Tengo miedo
Estoy enamorada y no estoy triste

Me siento en la ventana con mi gata
le explico el mundo y no me cree
me mira fijo y me doy cuenta
No le hablo más
se duerme sobre el diario

2.2.06

kerouac

congelada

en la pileta para pájaros,

una hoja.