21.8.07
17.8.07
enrique lihn
hay sólo dos países
Hay sólo dos países: el de los sanos y el de los enfermos por un tiempo se puede gozar de doble nacionalidad pero, a la larga, eso no tiene sentido Duele separarse, poco a poco, de los sanos a quienes seguiremos unidos, hasta la muerte separadamente unidos Con los enfermos cabe una creciente complicidad que en nada se parece a la amistad o el amor (esas mitologías que dan sus últimos frutos a unos pasos del hacha) Empezamos a enviar y recibir mensajes de nuestros verdaderos conciudadanos una palabra de aliento un folleto sobre el cáncer
Hay sólo dos países: el de los sanos y el de los enfermos por un tiempo se puede gozar de doble nacionalidad pero, a la larga, eso no tiene sentido Duele separarse, poco a poco, de los sanos a quienes seguiremos unidos, hasta la muerte separadamente unidos Con los enfermos cabe una creciente complicidad que en nada se parece a la amistad o el amor (esas mitologías que dan sus últimos frutos a unos pasos del hacha) Empezamos a enviar y recibir mensajes de nuestros verdaderos conciudadanos una palabra de aliento un folleto sobre el cáncer
15.8.07
viel temperley
qué calor hace, madre
Qué calor hace, madre.
Quiero inyectarme un poco
de agua helada
en la vena del brazo.
Hasta en los cielos últimos
necesita beber agua
la carne.
El verano en que resucitemos
tendrá un molino cerca
con un chorro blanquísimo
sepultado en la vena.
Qué calor hace, madre.
Quiero inyectarme un poco
de agua helada
en la vena del brazo.
Hasta en los cielos últimos
necesita beber agua
la carne.
El verano en que resucitemos
tendrá un molino cerca
con un chorro blanquísimo
sepultado en la vena.
13.8.07
+ wittner
11.
Hay que haber dormido poco y mal
para estar en condiciones
de percibir este momento tal cual es.
Hay que haber dormido poco y mal
para estar en condiciones
de percibir este momento tal cual es.
2.8.07
+ giannuzzi
Escuchando el presente
En la plenitud de la noche, el esposo
se vuelve hacia la esposa dormida
cuando en la cerrada oscuridad escucha
el asedio de la antigua aflicción: el tiempo
clavando en la mitad de la almohada
una promesa de aniquilación. Pero ella
está allí, un centro vivo
que no se aisla en su respiración
y que transmite a la materia circundante,
-la pulsación de la sábana, latidos en el aire-
la certeza de un presente amado e inviolable.
Entonces se inclina, se deleita en el instante
y deposita el sufrimiento
en la desolación del futuro.
En la plenitud de la noche, el esposo
se vuelve hacia la esposa dormida
cuando en la cerrada oscuridad escucha
el asedio de la antigua aflicción: el tiempo
clavando en la mitad de la almohada
una promesa de aniquilación. Pero ella
está allí, un centro vivo
que no se aisla en su respiración
y que transmite a la materia circundante,
-la pulsación de la sábana, latidos en el aire-
la certeza de un presente amado e inviolable.
Entonces se inclina, se deleita en el instante
y deposita el sufrimiento
en la desolación del futuro.
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